Contrariamente a lo que nos han dicho, los aceites vegetales no son tan “saludables para el corazón”, ni beneficiosos para nuestro cuerpo y cerebro. De hecho, diversas investigaciones indican que estos aceites nos están enfermando.
¿Pero cuál es el problema con ellos? El problema es que los aceites vegetales son ricos en ácido linoleico y otros ácidos grasos omega-6 que son inflamatorios y fácilmente oxidables.
Ahora bien, si el aceite vegetal es tan dañino para nuestro cuerpo, ¿Por qué siempre nos los han recomendado? ¿Por qué se atribuyen como saludables para el corazón y nuestro organismo? En este artículo trataremos de aclarar todas esas dudas.
¿Qué es el Aceite Vegetal?
Los aceites vegetales (y la margarina, elaborados con estos aceites) son aceites extraídos de semillas como la colza (aceite de canola), la soja (aceite de soja), el maíz, el girasol, el cártamo, etc.
A diferencia, por ejemplo, del aceite de coco, estos aceites vegetales no se pueden extraer simplemente presionando o separando de forma natural. Deben ser quitados químicamente, desodorizados y alterados. Estos son algunos de los alimentos químicamente más alterados en nuestras dietas, pero, aún así se promueven como saludables.
Los aceites vegetales se encuentran en prácticamente todos los alimentos procesados, desde aderezos para ensaladas hasta mayonesas, nueces y semillas convencionales. Estos aceites son algunas de las sustancias más dañinas que puedes poner en tu cuerpo.
¿Cómo el Aceite Vegetal Invadió Nuestras Cocinas?
A principios del siglo XX se cocinaba principalmente con aceites tradicionales y grasas animales. Entonces, ¿Cómo, estos aceites llegaron a ocupar una posición tan influyente en las dietas de todo el mundo?
La historia comienza en 1870, cuando dos fabricantes de jabón: William Procter y James Gamble, decidieron iniciar negocios juntos. Si bien el jabón se había fabricado históricamente con grasa de cerdo procesada, Procter y Gamble era una pareja innovadora y decidieron crear un nuevo tipo de jabón a partir de aceites vegetales.
Casi al mismo tiempo, se descubrió petróleo en Pennsylvania; el cual desplazó rápidamente el aceite de semilla de algodón, que se había utilizado durante mucho tiempo para la iluminación, como fuente de combustible. El aceite de semilla de algodón fue enviado al estado de “desecho tóxico” hasta que Procter & Gamble se dio cuenta de que todo ese aceite de semilla de algodón no deseado podía usarse para producir jabón.
Pero había otra ventaja que apelaba a su sensibilidad comercial: el aceite podría modificarse químicamente mediante un proceso llamado “hidrogenación”, para convertirlo en una grasa sólida para cocinar que se pareciera a la manteca de cerdo.
Así es como un aceite anteriormente clasificado como “desecho tóxico” se convirtió en una parte integral de la dieta estadounidense cuando Crisco se introdujo en el mercado a principios del siglo XX.
El bajo costo de estos aceites de cocina, combinados con la comercialización estratégica por parte de los fabricantes de aceites, los hizo muy populares en las cocinas estadounidenses a pesar de que su uso no tenía precedentes en la historia de la humanidad. En pocos años se redujo el consumo de grasa animal y se disparó la ingesta de grasa industrial, rica en ácidos grasos poliinsaturados.
¿Cuál es el Problema con el Aceite Vegetal?
Los aceites vegetales se fabrican en una gran instalación de procesamiento (básicamente, una fábrica), a partir de semillas que han sido tratadas con productos químicos (pesticidas).
Este, pasa por varios procesos de refinación, como la extracción o hidrogenación. Conozcamos un poco sobre estos procesos para que entender mejor el problema y los químicos que estamos consumiendo, que no son nada saludables.
Extracción
El aceite que está naturalmente presente en las semillas o en el germen de maíz primero debe extraerse. En el pasado, esto se realizaba con prensas de piedra. Pero los aceites vegetales modernos se extraen triturando las semillas y calentándolas a 230 grados F (110ºC).
El aceite se exprime a presiones de 10 a 20 toneladas por pulgada, lo que genera calor adicional. Durante este proceso, los aceites se oxidan en contacto con la luz y el aire. Este proceso permite extraer aproximadamente el 90% del aceite de las semillas.
Para extraer el 10% restante, se utilizan solventes. Estos solventes se hierven, pero algunos permanecen en el aceite. Dichos solventes, que son tóxicos, también retienen los pesticidas presentes en semillas y gérmenes.
¿Qué tiene de malo este proceso de extracción moderno? Los ácidos grasos insaturados (omega-6), y especialmente los ácidos linolénicos, se oxidan por las altas temperaturas, lo que significa que se separan y liberan radicales libres dañinos.
Estos radicales libres son dañinos porque contribuyen a la inflamación del cuerpo, así como al envejecimiento prematuro. Y además, todos los antioxidantes en las semillas, que protegen al cuerpo del daño de los radicales libres, son neutralizados o destruidos por las altas temperaturas y las altas presiones.
Hidrogenación
Este es un proceso que transforma los ácidos grasos poliinsaturados de los aceites vegetales en grasas que son sólidas a temperatura ambiente. Estos productos están hechos de aceites de maíz, soja, semillas de algodón o canola baratos y de baja calidad. Los aceites se mezclan con pequeñas partículas de metal, generalmente óxido de níquel, y se someten a gas hidrógeno en un reactor de alta presión y alta temperatura.
A altas temperaturas, el catalizador de níquel hace que los átomos de hidrógeno cambien de posición en la cadena de ácidos grasos. Con la hidrogenación, un átomo de hidrógeno del par se mueve al otro lado, y esto se denomina transformación, que rara vez se encuentra en la naturaleza.
Entonces, así es como el proceso da lugar a las grasas trans, que son las grasas más dañinas que puedes comer. El siguiente paso consiste en agregar emulsionantes similares al jabón y almidón en la mezcla, para darle una mejor consistencia. Luego, el aceite se limpia a vapor a altas temperaturas, lo que elimina su olor desagradable.
Y así, obtienes ese aceite vegetal que tienes en tu cocina y que introduces en tu organismo. Ya no lo ves tan saludable ¿No es así?.
¿Por qué los Aceites Vegetales se Promocionan como Saludables cuando No lo son?
La verdad es que la industria del aceite vegetal es un gran negocio y hay muchos intereses financieros en juego. El aceite vegetal es un gran negocio, porque estas grasas procesadas son baratas y pueden usarse para hacer muchos alimentos. Al contrario que otros tipos de grasas, tienen una larga vida útil.
Hacer galletas con aceite vegetal -por ejemplo- es mucho más barato que hacerlas con mantequilla real y saludable, y las galletas también durarán más en el estante de la tienda. El consumidor pagará un precio más bajo y, como te dicen que es saludable para ti, todos están contentos. Pero la realidad es diferente y, nosotros pagamos el precio con nuestra salud.
¿Cuáles son los Riesgos de Consumir Aceite Vegetal?
Al contrario de lo que muchas organizaciones de salud nos han estado diciendo durante años, los aceites de semillas industriales no son alimentos saludables. Más bien, su consumo está asociado con una variedad de problemas de salud.
#1- Asma
Comer aceites vegetal, puede aumentar el riesgo de asma. Tal y como asegura un estudio realizado por el Journal of Allergy and Clinical Immunology en el 2014. Una alta ingesta de ácidos grasos omega-6, como los presentes en los aceites de semillas industriales, en relación con los ácidos grasos omega-3 aumenta los mediadores proinflamatorios asociados con el asma.
#2- Enfermedad autoinmune
Según un estudio realizado por la University of Texas Health Science Center, los aceites de semillas industriales pueden promover la autoinmunidad al aumentar la proporción de omega-6 a omega-3 del cuerpo y al aumentar el estrés oxidativo y la inflamación crónica.
#3- Cognición y Salud Mental
Los aceites de semillas industriales son particularmente dañinos para el cerebro. Un estudio realizado en el 2013 por el Journal of Nutrition in Gerontology and Geriatrics, supone que una alta proporción de ácidos grasos omega-6 a omega-3 predispone a las personas a la depresión, la ansiedad, el deterioro cognitivo y la demencia.
Una revisión de diversos estudios realizada en el 2015, indica que las grasas trans, que terminan en aceites de semillas industriales sin querer, como consecuencia del procesamiento químico y térmico, y de manera intencional, durante el proceso de hidrogenación, están asociadas con un mayor riesgo de demencia y, curiosamente, de agresión.
#4- Diabetes y Obesidad
La investigación en ratones indica que consumir altos niveles de ácido linoleico, el ácido graso primario en los aceites de semillas industriales, altera la señalización de los neurotransmisores, lo que en última instancia aumenta el consumo de alimentos y la masa grasa.
Los estudios en humanos también señalan los efectos de los aceites de semillas industriales en la diabetes y la obesidad, especialmente en niños. Una dieta materna alta en omega-6 en comparación con omega-3 se asocia con un mayor riesgo de obesidad, un importante factor de riesgo de diabetes, en los niños.
Por otro lado, otro estudio publicado en el 2013, establece que una dieta infantil con una alta proporción de omega-6 a omega-3 también puede provocar resistencia a la insulina, prediabetes y obesidad en la edad adulta.
Conclusiones
Los aceites vegetales son difíciles de evitar. Estos aceites se anuncian como saludables. Los principales influyentes, están comprometidos con una narrativa de décadas: que la grasa poliinsaturada es buena para nosotros, mientras que la grasa saturada no lo es.
En el próximo artículo, te hablaremos de cuáles son los mejores aceites saludables para cocinar y como una buena alimentación puede ayudarte a prevenir todos estos riesgos aquí señalados.
Recuerda, asesorarte con un nutricionista para que te indique una lista completa de alimentos antiinflamatorios, ricos en nutrientes y ricos en grasas que son perfectos para ti y tu familia, y que además se adapte a tus necesidades.