La tiroides es una glándula pequeña con forma de mariposa que vive justo debajo de la laringe. Sus dos mitades, o lóbulos, que descansan contra la tráquea, pesan menos de una onza. La tiroides está bajo el control de una glándula en forma de maní en el cerebro llamada glándula pituitaria; que a su vez toma sus comandos del hipotálamo; una región del cerebro que funciona como centro de comunicaciones para la hipófisis; enviando mensajes en forma de hormonas para controlar la liberación de hormonas tiroideas de la pituitaria.
Una vez estimulada, la glándula tiroides absorbe yoduro de los alimentos que comemos y lo convierte en yodo para producir las hormonas tiroideas; tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Estas hormonas se liberan en el torrente sanguíneo, donde ayudan al cuerpo a regular diversos procesos. En general, estas hormonas dictan tu metabolismo, digestión, fertilidad, pérdida de peso, envejecimiento y más.
¿Qué son los Trastornos de la Tiroides?
A veces hay una sutil sensación de desequilibrio en el cuerpo. Puede ser una sensación de fatiga que no desaparece, incluso después de una noche de descanso. O tal vez se siente deprimido o ansioso sin una causa razonable. El control del peso puede convertirse repentinamente en un problema, incluso cuando la dieta y el ejercicio se mantienen constantes. Todos estos síntomas pueden apuntar a un trastorno de la tiroides.
Los desequilibrios ocurren cuando la tiroides produce muy poca o demasiada hormona, lo que resulta en síntomas desagradables y un mayor riesgo de otras complicaciones de salud. Existen diferentes tipos de trastornos de la tiroides, pero el hipertiroidismo y el hipotiroidismo son los más comunes.
Afortunadamente, el diagnóstico y el tratamiento adecuados pueden controlar los trastornos de la tiroides. Sin embargo, es importante comprender las condiciones de la tiroides para ayudar a evitar problemas y vivir una vida normal y saludable.
6 Cosas que NO Sabías sobre la Tiroides
#1- Los trastornos de la tiroides son comunes, pero a menudo se diagnostican erróneamente.
Aproximadamente 20 millones de estadounidenses sufren de algún tipo de trastorno de la tiroides, según la American Thyroid Association. Sin embargo, hasta el 60% desconocen que tienen un problema de tiroides o han sido diagnosticados erróneamente porque los síntomas a menudo coinciden con otras afecciones.
Las pruebas de laboratorio incluso pueden volver a la normalidad cuando un médico solo realiza pruebas de detección de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Para un diagnóstico más preciso, es necesario realizar las pruebas T3 Libre y T4 Libre. Las revisiones adicionales de anticuerpos tiroideos pueden ayudar a determinar la presencia de un trastorno tiroideo autoinmune.
#2- Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de tener trastornos de la tiroides.
La American Thyroid Association estima que una de cada ocho mujeres desarrollará un trastorno de la tiroides en algún momento de su vida. Los desequilibrios son especialmente comunes justo después del embarazo y la menopausia, es por eso que, en muchos casos los problemas de tiroides se confunden con los síntomas de la menopausia.
#3- El estrés puede contribuir a los trastornos de la tiroides
Si bien el estrés en realidad no puede causar trastornos de la tiroides, ciertamente puede agravar uno existente. Cuando estás estresado, el cuerpo libera la hormona cortisol. Cuando estás estresado crónicamente, esta liberación continua de cortisol hace que la tiroides trabaje más para producir cantidades suficientes de hormona tiroidea.
Además, el estrés hace que el cuerpo sea más propenso a enfermedades tiroideas autoinmunes como la enfermedad de Hashimoto o la enfermedad de Graves, según un estudio publicado en la revista Thyroid. La genética, un ataque autoinmune, la extirpación de la glándula tiroides, las deficiencias nutricionales o las toxinas en el medio ambiente también pueden contribuir a los desequilibrios de la tiroides.
#4- Los síntomas varían mucho entre hipertiroidismo e hipotiroidismo.
Si la tiroides es lenta, produce muy poca hormona tiroidea, conocida como tiroides hipoactiva o hipotiroidismo. Demasiada producción de hormonas conduce a una tiroides hiperactiva o hipertiroidismo.
El hipotiroidismo es mucho más común y puede incluir síntomas como fatiga, aumento de peso inexplicable, estreñimiento, piel y cabello secos, pérdida de cabello, dolores musculares y debilidad, períodos menstruales pesados o irregulares, depresión e intolerancia al frío.
El hipertiroidismo por su parte, hace que los procesos en el cuerpo se aceleran, puede incluir síntomas como palpitaciones o latidos cardíacos rápidos, ansiedad y nerviosismo, pérdida de peso, intolerancia al calor, debilidad muscular, problemas para dormir y períodos livianos o salteados.
#5- Los problemas de tiroides no tratados pueden ser mortales.
Si bien los síntomas pueden ser inicialmente leves, no diagnosticados ni tratados, el hipotiroidismo se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. El hipotiroidismo avanzado, aunque es raro, también puede ser mortal. El hipertiroidismo también conlleva un mayor riesgo similar de problemas cardíacos, junto con un mayor riesgo de hipertensión.
Además, las tasas de cáncer de tiroides en mujeres y hombres han aumentado en los últimos años, según la Sociedad Estadounidense del Cáncer. Sin embargo, los tipos más comunes de cáncer de tiroides son muy tratables y a menudo curables.
#6- Un enfoque holístico para el tratamiento de la tiroides ofrece los mejores resultados.
Los cambios en la dieta y el estilo de vida pueden ayudar mucho a la salud de la tiroides. Si bien a menudo se busca café y dulces para reducir la fatiga relacionada con la tiroides, evite o elimine la cafeína y el azúcar. En cambio, busque energía saludable con proteínas como nueces; almendras, chocolate negro sin azúcar, cacao, entre otros, incluso un huevo duro a media mañana o media tarde pueden ayudar.
La proteína transporta la hormona tiroidea a todos los tejidos del cuerpo; y puede ayudar a normalizar la función tiroidea. También reduzca la ingesta de granos y carbohidratos refinados, que aumentan el estrógeno y afectan negativamente la tiroides.
Las grasas saludables pueden equilibrar las hormonas; como el aceite de coco, el aguacate, el salmón salvaje, la chía, las semillas de lino y las semillas de cáñamo. Dado que el estrés puede desempeñar un papel, haga ejercicio regularmente y adopte prácticas como la meditación y el yoga para aliviar el estrés.
Los medicamentos y la terapia de reemplazo hormonal a menudo se recomiendan para estabilizar los niveles de hormona tiroidea.